Aqui podrán descargar la predicación completa del Congreso de Jóvenes Hechos 29 2010, por Rodolfo Mendoza bajo el tema Viviendo una vida al estilo Hakuna Matata.
Pastor Rodolfo Mendoza
Hakuna matata es una vida sin responsabilidad y sin reglas; el joven de la película de El Rey León se olvida que tenía que ser rey, que tenía un llamado. Vivir de esta manera es no querer sufrir por amar a alguien, es no querer luchar por evitarnos problemas, es la actitud que ahorra el potencial y los sueños para pasar una vida de comodidad. Hay muchos cristianos y jóvenes que están llevando una vida así.
Ellos han tenido sueños y tienen potencial, fueron llamados desde pequeños, les dio una unción, sueños e ilusiones, y cuando tienes eso, es inevitable que vayas a tener sufrimientos y adversidades. Hay personas que cuando se enfrentan a eso, deciden que ya no importa y se dan por vencidos.
Hay hijos que los padres se olvidaron de ellos, nunca los han conocido y por eso, no les interesa buscarlos. O que tal los que se enamoraron y cortaron, y ya no quieren nada, mejor se quedan solteros. Qué hay de los que entran en la universidad y al tener sus pruebas, deciden tirar la toalla, eso es lo más fácil y cómodo de hacer. Qué tal de los que en el trabajo el jefe los presiona y por eso, ya no hacen nada extra sino llevan una vida de comodidad.
Hay líderes que sirven a Dios y de repente algo pasa, se ofenden, dejan el servicio y el grupo. Ese es el estilo de vida que empieza a robar los sueños que Dios te ha dado. Si lo que buscas es una vida sin adversidad y sacrificios, entonces debes buscarte una vida sin personas a tu alrededor, dejar tus sueños, etc. Pero si buscas ese estilo de vida, vas a tirar tus sueños, tus dones al abandono y estando ahí, habrás encontrado el peor de tus problemas que es no servir para nada.
El llamado y los dones son irrevocables
Debes olvidarte de tus rebeliones; Dios las olvida y tira al fondo del mar, debes olvidar las ofensas que te hicieron y aprender a amar. Pero no debes borrar de tu pasado el llamado que Dios te dio desde el vientre de tu madre, no puedes olvidar los sueños que tuviste antes de poder crecer, antes de ser el joven que eres hoy. No olvides ninguno de sus beneficios, y jamás olvides de dónde Dios te sacó y nunca dejes de testificar. Aquí hay un borrón y cuenta nueva respecto a tu vida en santidad, pero no respecto a tu llamado y dones, pues éstos son irrevocables, no puedes tirarlos así, debes retomar esto y lanzarte hacia adelante.
Jonás no aceptó el reto, y terminó dentro de una ballena. Elías, estaba desesperado y frustrado, se pone todo dramático, y luego Dios le habla y finalmente, lo usa. Sansón desobedeció diciendo el secreto de su fuerza por la insistencia de Dalila. Los espías que vieron la tierra prometida y dijeron que había gigantes, pero Josué y Caleb tenían un espíritu diferente. La reina Ester ya vivía en un palacio, no tenía que arriesgarse, pero cuando su pueblo se encontró en un momento de aflicción, le dice Mardoqueo “para esto has venido, corre el riesgo y preséntate delante del rey”. David, luego que su hijo se rebeló, el ejército fue contra él y cayó muerto.
David cayó en depresión y el pueblo se estaba desanimando tanto que su gente se iba a ir; no puedes dejar que un golpe te deprima a tal grado que pierdas tu capacidad de ser líder. José fue vendido por sus hermanos, fue esclavo, fue engañado por la esposa de Potifar, tirado en la cárcel, y pudo haber dicho que ya no quería nada, que los sueños son mentira, pero aún así, siguió siendo líder. Jesús, estaba ahí sudando sangre, y en ningún momento dijo: “haz que esta copa pase de mí,” pudo haber dicho: “esto es tan difícil que ellos no valen la pena; esto es tan duro que salvarlos no vale la pena”. Pero dijo “Que se haga tu voluntad y no la mía”, y hubo tan grande amor dentro de él que estuvo de acuerdo a un sacrificio para salvarnos a nosotros.
Juan 21 – Pedro dejó las redes a un lado, significaba dejar cualquier compromiso que hubiere para únicamente dedicarse a servir a Dios. Pedro aprendió, recibió la revelación de que Jesús era el hijo de Dios, tuvo una relación con el Señor, sin embargo, lo negó. Pedro sintió dentro de él que ya no era el apóstol al que le habían dado las llaves del cielo, en quien Jesús tenía sus esperanzas; sintió que no valía lo mismo por haberlo negado.
El apóstol Pedro no se fue de regreso al mundo, pero sí regresó a tomar las redes que un día había dejado. Pedro dejó algo: su determinación de servir a Dios, su pasión, su deseo. El Señor le preguntó tres veces si lo amaba, y él respondió, pero fue difícil pues se sentía mal por haber negado a Jesús. En la medida que más se lo preguntaba, él iba tomando esa seguridad.
Tu amor por El te lleva a la santidad
Tú lo amas tanto como la primera vez que se subió a tu barca? Porque esto es lo que hace el amor. Si amaras tanto al Señor, la santidad sería algo natural en ti. Cuando el amor del Padre está en ti, no está el amor del mundo. Para el que ama a Dios, todas las cosas ayudan a bien. Cuando amas a Dios, el Espíritu Santo te rebela cosas. Si pudieras sacar ese amor de dentro de ti, el servir a Dios, vivir en santidad, sería algo natural. Vuelve a esos días donde la pasión corría por tus venas, donde querías ser el cristiano más radical de todos.
Hay momentos que uno quisiera tirar la toalla; que es tan duro que preferiría llevar una vida más tranquila, pero yo hice esta oración: “El mundo entero me podría rechazar que si yo te amo, es suficiente para que te sirva hasta el último aliento que hay en mí.” Hay formas de amar más a Dios, y al que más se le perdona, más ama, pues está consciente de lo que Jesús hizo.
Para ver la predicación completa, ir a la Pagina Official de Hechos 29, Aquí
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