
Quizá es difícil de creer. Quizás no concibes que el que hizo todas las cosas piense en ti tan personalmente, que tenga tu nombre en su corazón y en sus labios.
Pero es cierto. En la Biblia y en las circunstancias de tu vida, susurra tu nombre cariñosamente. Tiernamente. Paciente pero persistentemente. Deja que las historias de este libro clásico te recuerden al Dios que sabe tu nombre.
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Posteado por Edward C.
ups, no funciona el link!!
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