9 mar 2011

El Escalon Hacia la Comunión - Dante Gebel


El escalón hacia la comunión



Una madrugada del cuatro de Junio de 1991, El decidió venir a visitarme. Quizá fueron aquellos dos minutos extras que decidí quedarme de rodillas, luego de haber dicho amén. Pero me gusta más la idea que El quiso ingresarme a su lista de contactos. Tuve la visión más grandiosa de toda mi vida. El Señor me mostró un estadio repleto de jóvenes, mientras que podía verme a mi mismo predicando y recorriendo el enorme palacio del fútbol.
Pero lo que más logró impactarme no fue exactamente lo que estaba viendo, sino el hecho que Dios me había considerado para ofrecerme una función privada. Una premier de aquello que El mismo había preparado para un futuro cercano. Definitivamente, ese fue el día que accedí pasé de la sencilla relación a una intensa comunión. Nadie es igual, luego de ingresar a la agenda del Padre.

A partir del momento que subes a ese nuevo nivel, puedes saber cuando el Padre viene a visitarte. Simplemente aprendes a reconocer su estilo. Observa bien y notarás que juega con tus cabellos. Acaricia tus mejillas. Puedes sentir el pesado abrazo de un Padre tierno. Y por sobre todas las cosas: no necesitas ser tan adulto. Cuando El visita tu habitación, cuentas con el lujo de sentirte niño otra vez.

Sin estar agobiado por las responsabilidades, escondido tras su gran espalda. No tienes que ser demasiado correcto ni estructurado para dialogar con El. El no está esperando que pronuncies un discurso de frases elaboradas. Puedes hablarle de tus torpezas y de aquello que te ha robado la paz estas últimas semanas.

Puedes contarle acerca de tus suspiros más íntimos y tus anhelos más escondidos. El desea que la atareada ama de casa olvide por un momento la vajilla para lavar y los hijos que atender, para arrojarse como una niña en los brazos del Padre.

Aguarda que ese rudo hombre de negocios, olvide los golpes de la vida y las traiciones de la empresa, y que por unos minutos, se desmorone en las rodillas del Creador. Desea que el enérgico e incansable líder le cuente de sus miedos más ocultos y de aquello que lo sonroja en la intimidad.

Espera que ese muchacho, al que la vida no le dio respiro, sienta el reposo del guerrero, sólo por estar en Su compañía


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